TE ECHO DE MENOS.
Sobre salina orografía de amargo llanto,
trémulos mis labios su sed saciaron,
postreras lágrimas sin secar cristalizaron,
perlando diamantes en esas mejillas que amo tanto.
Lloraste tristezas lóbregas sin causa plena,
opacando el diáfano cristal de tus ojos sin razón.
Quise ver en ellos la otrora mirada pura y serena,
pero sólo percibí dolores dentro de tu corazón.
Sentí el galopante adiós en tu suspiro,
esa ausencia que se cierne sin despedida;
Sufrí vacíos de abandono sin haberme ido
y vi sangrar mi alma sin tener herida.
En vano pretendí calor de tu aliento en mi boca,
que escapó en angustias de mis labios abiertos,
así esa tersa piel que tantos delirios provoca,
es ahora candente arena de mis impíos desiertos.
Abrasé tu cuerpo, pero tan breve fue ese abrazo,
sentí en mi pecho la fugaz sutileza de tus senos,
mis besos al carmín de tus labios de pálido Ocaso,
murmuraron silentes…¡Cuánto te Echo de Menos!
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